Introducción

Renovador de los géneros de la crónica y el ensayo en la literatura mexicana, el ubicuo polígrafo Carlos Monsiváis (1938-2010) incluyó en el amplio abanico de sus intereses a las imágenes fotográficas. En ellas supo apreciar la riqueza que contenían como documentos históricos, escenificaciones de convenciones sociales, obras artísticas o fetiches celebratorios de los misterios del tiempo.

Además de apoyar la valoración cultural de la creatividad fotográfica nacional —como lo prueban los textos reunidos en el libro Maravillas que son, sombras que fueron. La fotografía en México, aparecido de manera póstuma en 2012—, fue frecuente que Monsiváis se sirviera de las imágenes fotográficas como fuente de inspiración, recurso narrativo, material de edición para libros, revistas y suplementos, y medio para la construcción de su personaje público.

Intelectual que disfrutó de la compañía de las imágenes —películas, grabados, caricaturas, historietas, libros ilustrados—, Monsiváis fue seducido por la vastedad y diversidad de la iconografía fotográfica. Fruto de hallazgos en bazares y baratillos, de compras dirigidas y obsequios amistosos, de reciclajes y saldos de archivos periodísticos o familiares, más de 20 mil piezas conformaron la colección fotográfica de Carlos Monsiváis, de la que en años anteriores se han dado algunas primicias.

La exposición Pasado venidero. Revisiones de la colección fotográfica de Carlos Monsiváis, proyecto en el que han unido sus esfuerzos El Museo del Estanquillo, el Centro de la Imagen y la revista Luna Córnea, se sustenta en una visión de conjunto, aunque todavía preliminar en sus ordenamientos y valoraciones, de la ecléctica recopilación de fotografías que llevó a cabo el autor de Los rituales del caos. Esta muestra se propone llamar la atención sobre el potencial microhistórico de este conjunto de álbumes, series, piezas sueltas, imágenes y reversos, en los que se mantiene viva la presencia de quien fuera su compilador y no ha dejado de ser su contertulio.

Alfonso Morales